ALOE VERA, SÁBILA, ALOE BARBADENSIS MILLER

El Aloe Barbadensis Miller, más conocido como el aloe vera, es una planta de la familia de las Liliaceas, familia a la cual también pertenecen el ajo, el puerro, los espárragos y la cebolla. Estas plantas poseen todas propiedades medicinales. El aloe vera también es conocido con el nombre de sábila.

HISTORIA:


Para muchas civilizaciones antiguas, el aloe se consideraba una planta mágica, por sus múltiples propiedades que ayudaron a remediar molestias y enfermedades por sus efectos calmantes y antiinflamatorios.

Hace 6000 años, en el antiguo Egipto, ya se escribía sobre los poderes sagrados de esta planta, como generadora de la inmortalidad. El papiro Ebers, del año 1550 antes de Cristo, instruía sobre sus efectos calmantes y antiinflamatorios. En el papiro se pueden leer más de 12 remedios con aloe vera.

Este papiro, el papiro Ebers, fue descubierto entre los restos de una momia del antiguo Egipto. Es escrito en un rollo de 110 páginas con más de 20 metros de longitud, 30 centímetros de alto, 877 apartados, donde se escribió sobre enfermedades y sus remedios. Se avanzaban temas sobre psicología, ginecología, oftalmología, farmacia… Se trataban más de 700 sustancias utilizadas como medicinales. La mayoría de los remedios se obtenían de las plantas, como el aloe, pero también otras como el ricino, el loto azul, la amapola, el incienso, el cáñamo, la resina… Algunos insectos y arañas también eran empleados para sus medicamentos.

En Egipto el aloe se convirtió en una planta sagrada, la “planta de la eternidad”, y en su “sangre”, que era su zumo, estaban los secretos de la salud, la belleza y la inmortalidad.

Otras civilizaciones siguieron utilizando los beneficios de esta planta: los romanos, los griegos…

En la antigua civilización romana, un médico y naturalista llamado Dioscórides la trataba como su planta curativa favorita. Usaba su zumo para diferentes problemas de salud; para problemas en el estómago y en la boca; para la piel en quemaduras por el sol, los granos y diferentes irritaciones en la piel y el cuero cabelludo.

En la ancestral medicina china, también el aloe ocupó un lugar importante.

Más tarde, personajes históricos como Marco Polo y Cristobal Colón utilizaban el aloe como remedio para curar las heridas de sus guerreros y navegantes.

En América, los indios mayas llamaban al zumo de aloe la “Fuente de la Juventud”, y lo usaban sobre sus maderas para prevenir la carcoma, y sobre otros materiales donde los insectos pudieran causar daños.

Hay quien asegura que el aloe vera tiene su origen en las Islas Canarias, y que desde allí se extendió al resto de España, donde los monjes jesuitas empezaron a cultivar la planta.

Pero se sabe que los árabes ya tenían grandes extensiones de terrenos con plantaciones de aloe vera en la península ibérica. Cuando España fue reconquistada por la cristiandad, se llevaron la planta al norte de Europa para intentar su cultivo, pero no fue posible porque la planta no pudo adaptarse a los inviernos tan fríos de aquellas tierras norteñas. Y como la planta era difícil de conservar, no fue tan usada como por el sur, pero si se comercializó su uso en polvo.

Dejamos aquí algunas citas que dejaron escritas sobre el aloe vera algunos personajes históricos.

"A quinse dias del mes de octubre entro la sigarra en esta isla que destruio los sembrados y demas cosechas de toda la Isla aun se estendio en todas las demas a quienes sucedió lo mesmo por cuia causa mucha esterilidad y hambre que duro hasta el año de mil y seiscientos y sesenta y dos de tal suerte que no quedo cosa verde en la isla de Gran Canaria pues hasta las ojas de las palmas que son fuertissimas y las ojas de sabila que no que no ai animal por inmundo que las coma [por amargas] ellas las destruian (…)" - Fray José de Sosa, año 1659.

"Me preguntabais cuáles eran las fuerzas secretas que me sostenían durante mis largos ayunos. Pues bien, era mi inquebrantable fe en Dios, mi sencillo y frugal estilo de vida y el aloe, cuyos beneficios descubrí tras mi llegada a Sudáfrica a finales del siglo XIX" -Mahatma Gandhi (1869-1948).

"Durante los veinte años que estuve tratando a mis pacientes con aloe, me di cuenta de que había muchas enfermedades descritas por los médicos de la antigüedad que desaparecían rápidamente cuando les administraba aloe en forma de gránulos o de polvo. Por ello, los resultados tan buenos que siempre he conseguido me permiten citar el refrán de Roger Bacon: "¿Queréis vivir tanto tiempo como Noé? ¡Entonces, debéis tomaros algunas pastillas de aloe!" - François Vincent Raspail (1794-1878).

SIEMBRA O TRASPLANTE:


El aloe necesita calor para fortalecerse, por eso la mejor época para plantarlo es cuando terminan los fríos y las heladas, al principio de la primavera, en algún lugar soleado, sin exceso de humedad para que no le salgan hongos. A no ser que lo vayas a plantar en el interior con temperatura más cálida, entonces puedes plantarlo en cualquier época del año, siempre situado en algún lugar donde le pueda dar la luz directa del sol.

Los aloes necesitan terreno con buen drenaje, y un sustrato universal y turba como base, con abono orgánico al que conviene añadir algo de perlita. Si lo plantas en maceta, conviene una maceta con profundidad, cuyo fondo esté formado con un lecho de grava gruesa que facilite la eliminación del exceso de humedad, y que la maceta tenga unos buenos agujeros por donde el agua pueda escapar en su recorrido de riego.

HOJAS:

El aloe vera, al igual que la mayoría de especies de aloes, se forma como una rosa de hojas carnosas y gruesas, procedentes de un pequeño tallo que apenas se distingue porque es corto y muy pegado a la tierra.

CRECIMIENTO, DIMENSIONES:

El aloe tiene el privilegio de poder sobrevivir y crecer con poca agua, gracias a la capacidad de sus hojas para retener el agua.

En altura puede alcanzar hasta los 30 centímetros. Y la flor que puede salir del centro del aloe alcanza alturas de hasta 1 metro. Es una flor amarilla que no siempre aparece.

Las hojas del aloe, creciendo en forma de rosetas, pueden llegar a tener longitudes de 50 centímetros. Son hojas dentadas, y su finalidad principal es retener y almacenar el agua que alimenta la planta, y esta función da a las hojas del aloe ese aspecto carnoso.

UBICACIÓN:

Necesita ubicarse en un lugar donde reciba la luz del sol. En zonas y épocas de mucho calor, la luz del sol puede llegar a quemar las hojas por deshidratación.

Si tienes al aloe en maceta, es conveniente que tenga un buen fondo de mínimo 50 centímetros para sus raíces, que crecen bastante.

RIEGO:

Si no dispones de riego por goteo, que es el riego óptimo para este tipo de plantas, riega sólo cuando la tierra esté seca y sin encharcar la planta. El exceso de agua es bastante perjudicial para el aloe, ya que no le gustan las tierras demasiado húmedas y poco drenadas.

ABONO:

El aloe agradece que una vez al año le abonemos con humus de lombriz. El humus de lombriz es uno de los más completos fertilizantes orgánicos.

PODA:

La mejor época para podar los aloes, cortando sus hojas secas, es en primavera. Se cortará la hoja desde su base, por donde nace, cerca de la tierra, y con una tijera de podar o, si la hoja es muy gruesa y la tijera no puede abarcarla, se cortará con un cuchillo filoso.

Cuando alguna hoja de aloe empiece a marchitarse, es conveniente cortarla, para sanear la planta y prevenir que una posible enfermedad de la hoja contagie al resto de la planta.

También podemos cortar sus hojas verdes para aprovechar su jugo, el cual se utiliza para muchos productos alimenticios, cosméticos y sanitarios. Para ello, cogeremos las hojas más viejas, las que crecen más cerca de la base a nivel del suelo. Si se cortan las hojas más nuevas, la planta se debilitará.

Para que la gelatina que hay dentro de las hojas del aloe tengan sus propiedades más beneficiosas, habrá que esperar a que la planta cumpla los 3 años de vida.

Tener un aloe bien podado le dará fuerza y luminosidad.

FLORACIÓN, FRUTOS:

Aunque el aloe vera es una planta fuerte, que resiste altas temperaturas y poco riego, su flor es muy delicada. Además, no todas las plantas de aloe vera florecen. Para que florezca un aloe, necesitará temperaturas agradables, no extremas. Florecerá en primavera, si la hemos cuidado bien durante el invierno.

Se considera que ya es una planta madura con todas sus potenciales propiedades beneficiosas, cuando la planta florece. Esta madurez suele darse a partir de los 3 años, siempre y cuando la planta se haya desarrollado y cultivado en buenas condiciones.

En las Islas Canarias se ubicaron las mejores plantaciones de Aloe Vera, donde elaboraban productos cosméticos de gran calidad.

CLIMA APROPIADO:


El mejor clima para el aloe es un clima cálido y seco. Si las temperaturas bajan de los 10º centígrados, la planta puede llegar a morir.

REPRODUCCIÓN:


Una planta madre de aloe desarrollará hijuelos alrededor, que son pequeños aloes con pequeñas raíces conectadas a las raíces de su planta madre. Esta es la forma en como se reproducen gran cantidad de plantas suculentas.

Para reproducir un aloe, tendrás que separar los hijuelos, de su planta madre, con cuidado de que conserve la mayor parte de sus raíces, y con alguna herramienta limpia. Los hijuelos que separes, tendrán que tener un tamaño lo suficientemente grande para que puedan desarrollar la fuerza para crecer.

El tamaño óptimo de un hijuelo para trasplantar tendrá un mínimo de 5 centímetros de altura.

Para que un hijuelo se convierta en un nuevo aloe, tiene que estar con gran parte de sus raíces, y lo tendrás que enterrar con sus raíces hasta la base donde se le empiezan a formar las hojas. Dejarlo en la tierra seca, sin regar, hasta pasadas 2 semanas, cuando ya podrás empezar a regar con precaución, pues tendrás que dejar ese tiempo a los hijuelos para adaptarse a su nueva ubicación, separados de la madre. Además, ya sabrás que a los aloes no les gusta el exceso de agua, por lo cual sus riegos serán espaciados, cada 15 o 20 días, dependiendo de que haga más o menos calor.

PLAGAS, ENFERMEDADES:

Uno de los principales enemigos del aloe vera es el exceso de agua. Con un riego en exceso, o si se ahoga por demasiadas lluvias, corremos el riesgo de que sus raíces se pudran afectadas por el hongo fitopatógeno Fusarium. Este hongo se desarrolla aún más si las temperaturas rondan o sobrepasan lo 37 º C. Si nuestro aloe es atacado por este hongo, afectará a su crecimiento e, incluso, puede llegar a morir. Cuando la planta está afectada por este hongo, se puede saber porque las hojas amarillean y se marchitan.

Otro hongo que puede perjudicar a nuestro aloe es el denominado Colletotrichum gloeosporioides. Este hongo se manifiesta también en la parte exterior de nuestra planta: hojas y frutos.

El hongo Ascomycete, más conocido como oidio, puede infectar nuestra planta por las hojas, en las estaciones de primavera e invierno. Se sabe que la planta está afectada por oidio cuando en las hojas aparece adherida una fina capa de polvo blanco. El remedio para el oidio es la aplicación de funguicidas. También la aplicación del azufre en la planta mata el oidio.

Existe una bacteria, la Dyckeya , que pudre la planta, pasando a sus tallos a través de la tierra húmeda y con desechos vegetales, donde esta bacteria puede vivir durante mucho tiempo. Esta bacteria pudre la planta volviendo sus tallos acuosos y blandos.

Para evitar infestaciones de unas plantas a otras, habrá que tomar precauciones en el uso de los sustratos, las macetas, los riegos, etcétera. No usar sustratos y macetas de una planta infectada para otra planta sana. Y regar por las mañanas, para que el sustrato se seque a lo largo del día y así evitar las pudriciones por excesos de humedades.

BENEFICIOS: MEDICINALES, ALIMENTICIOS…:

Entre sus propiedades beneficiosas para la salud, las más conocidas son su uso para la piel y para el sistema digestivo.

PRECAUCIONES EN SU USO:

Recomendamos hacer uso de las buenas propiedades del aloe, después de ser tratada la planta por buenos especialistas profesionales en la materia, pues su uso por un mal procesamiento puede ocasionar problemas y trastornos como diarreas, picazones, erupciones, etcétera. No deben tomar zumo de aloe las mujeres embarazadas o que estén amamantando. Y siempre será recomendable consultar a un médico ante cualquier problema de salud para hacer uso de cualquier remedio.

ALGUNA CURIOSIDAD:

El aloe vera forma parte del escudo del Colegio Real de Veterinarios de Reino Unido, el Royal Veterinary College. Los veterinarios británicos hacían uso de esta planta para tratar animales de granja, y ponerla en su escudo fue su particular homenaje.

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